miércoles, 30 de septiembre de 2009

¿Otoño? Ah, pero ¿Todavía existe?

No podía dejar pasar septiembre con un triste y solitario post en este blog cada día algo más muerto, como me comenta mi pareja. Pero la realidad es que una mezcla de pereza y sensación de no tener nada que contar, o por lo menos nada que me haga pensar que puede ser de interés hace que los días se sucedan y yo me mantenga sin ganas de publicar nada. Alguien podría pensar que debo estar atravesando por la ya clásica y archiconocida depre de finales de verano, principios de otoño, pero no, no se trata ni de eso. Es más, me aventuraría a afirmar que, y tras tanto tiempo sintiendo ese pesado lastre que es sufrir incontables variaciones en mi estado ánimico, empiezo a sentirme bien. Entendido dentro de un margen prudencial que le reservo a alguna que otra recaida esporádica, no vayamos a entusiasmarnos demasiado temprano y tengamos que regresar cabizbajos a enumerar las infinitas crisis padecidas y por padecer... Que me siento bien, pero tampoco voy a cambiar bruscamente y empezar a ser una persona optimista y positiva de la noche a la mañana. No se, supongo que con los años, uno se cansa incluso de ser repetitivo en ciertos hábitos, así que para este cambio estacional he decidido romper con determinadas rutinas que no me ayudaban más que a potenciar ese mal rollo que me invadía asistir a los días más cortos, la fatiga que supone apenas ver la luz del sol, entrando a trabajar ya de noche, saliendo aun sin haber amanecido y levantarse cuando apenas quedan un par de horas antes de que anochezca, el frío y la necesidad de refugiarse bajo una manta y no volver a sacar la cabeza hasta la llegada de la primavera, saber que volverán las oscuras navidades y con ellas a sobrevolar el fantasma de que, si cabe, durante esos días, deberíamos ser aún más felices... Así, pues, uno de esos (malos) hábitos nocivos para mi salud mental, que es enfocar la vida desde mi perpétuo ángulo cenizo, quejarme constantemente de mi miserable vida, he empezado a suprimirlo, a aniquilarlo y enterrarlo sin permitirle asomar demasiado el hocico. Y todo esto sin tener que recurrir (de momento) a tomar ningún tipo de fármaco, pero...

...¿A quien pretendo engañar? De estar bien, ¿Realmente sería necesaria una entrada para proclamarlo a los cuatro vientos? No, no creo que nunca consiga estar verdaderamente bien, pero por lo menos, saber que conozco mis puntos débiles y que se manejarlos me reconforta, aunque también me convierta en una maníaca del autocontrol, pero bueno. Y porqué no se puede estar bien sabiendo que se está mal. Parece un trabalenguas, pero por enrevesado que parezca, yo misma me entiendo, si alguien más lo hace, haga el favor de levantar la mano.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Conmovedor y repulsivo

Ayer descubrí una canción de melodía maravillosa, al ser en inglés, y por lo tanto, no entender la letra demasiado, por no decir nada, tecleé el título de la canción en google a ver si aparecía traducida, cosa que suelo hacer habitualmente cuando una canción me gusta. Fue al leer la traducción que me quedé perpleja. ¿Cómo una canción tan preciosa podía ser el relato de la vida de un asesino en serie? Buscando más información fui a parar a una web en la cual había una lista de canciones que hablan sobre psicópatas, etc... Bueno, el cine está plagado de historias basadas en hechos reales que estremecerían incluso a un muerto. Sin ir más lejos, ayer vi la segunda parte de la miniserie de Calparoso “La ira”, que pasaron por televisión, y ya son ganas, porque era malísima, por cierto.
Entonces, ¿Porqué en el universo musical iba a ser distinto? Supongo que lo que me molesta, no es el interés que despierta en muchos tratar de indagar en las mentes de los asesinos, si no la fascinación por él criminal en sí o los crímenes cometidos por estos, que ya es repulsivo. Y es así, ya que personajes como Bonnie y Clyde, los natural born killer de Stone, o el propio Manson se enaltecen entre un determinado público (llego a pensar tan enfermo y sociópata, como los mismos a quienes idolatran).
Está bien que el cine, la literatura, la música... se hagan eco de estas historias, porque son artes que transmiten acontecimientos sucedidos, para bien o para mal, la historia la compone el conjunto de todo, la bondad, la belleza, lo agradable...pero también lo sórdido y perverso. Lo que me repugna, aparte de su existencia tanto extrínseca como intrínseca, pues forma parte de nuestra naturaleza, es un hecho y no debemos eludirlo, es tener que aceptar que haya quienes se recreen y disfruten de las peripecias de una serie de dementes, por llamarlos de alguna manera, pues creo que es cómodo y tranquilizador pretextar locura para unos seres que por inhumanos que puedan parecer, son seres humanos; y vuelvo a lo que me repugna, la naturaleza humana tiene ese lado oculto que tanto me disgusta, irracional, impulsiva, violenta, cruel y sádica. A saber, supongo que la mayoría de todos aquellos que sienten fascinación por determinados criminales, en realidad, esa atracción no deja de ser un mecanismo de defensa para evacuar del cuerpo y la mente, proyectándolo en las experiencias de otros, aquello que en ocasiones se puede llegar a pensar o sentir, pero que el freno de la moral, o para muchos el peso de las consecuencias legales, evita que lleguen a consumar. En fin, otro consuelo más para bobos... La atrocidad existe, la representamos y todos la contemplamos.

Subrayo una frase del final del texto de la canción:

“Y comportándome impecablemente
realmente yo soy como él.
Mira bajo las tablas de la casa
en busca de los secretos que mantengo escondidos.”

A propósito, el tema, es “John Wayne Gacy Jr”, de Sufjan Stevens. Relata la vida del asesino que tiene por nombre el mismo que da título a la canción, se puede leer más en “El ruido de la calle”, un personaje digno de formar parte de la sección de "El abecedario del crímen", del blog de Sisterboy: SisterBoy Drama. Incluído dentro del álbum “Illinois”, publicado en el 2005. No está nada mal, han pasado sólo 4 años hasta que lo he descubierto, bueno, podría haber sido peor, hay infinidad de música más allá de una década que aun desconozco.