Al principio de mi calle irrumpe el Pont de Pedra, que como su nombre indica, es de piedra, con unas farolas de época (suena estupendo decir esto cuando te refieres a algo antiguo, pero que no tienes ni idea de la época exacta en la que se construyeron), que le dan un toque majestuoso. Me recuerda al Pont Neuf de París, salvando las distancias. A este lado del río, justo seguido del puente hay unos metros en los que no hay edificios, por lo que, se puede observar el otro lado del río, el principio de la rambla. Y, desde primera hora de la mañana, aprovechar el sol. Un lujo que es de bien apreciar.
No se si esa frase que dice que no es más rico el que más tiene, si no el que menos necesita, será del todo cierta o no. Pues puede parecer que necesitar del tiempo suficiente para poderse parar en la calle a sentir el sol, sin que las preocupaciones te inunden el pensamiento, sea poco; pero francamente, a mí eso me parece lo máximo. Lo que realmente importa y a lo que, por tópico que pueda resultar, poco interés le mostramos hasta que dejamos de tenerlo, es lo que deberíamos conservar como oro en paño.

Fotos tomadas el 7-3-12 a las 9:40h