viernes, 30 de enero de 2009

Concierto NV, BCN (29-01-09). Así lo viví.

Anoche pude disfrutar de una de mis grandes pasiones, Nacho Vegas en directo (entiéndase por pasión estrictamente en el plano musical, ehem) El segundo concierto en Barcelona que ofrecía de esta gira de su último trabajo “El manifiesto desastre”, que inició el pasado 23 en Valladolid ( aunque en realidad el de ayer era el primero y único programado para BCN, pero debido a que las entradas para este se agotaron en una brevedad fulminante, ampliaron su visita a Barna con el día antes, con lo que, los que adquirimos las entradas con anticipación, las mías fueron un maravilloso y agradecido regalo de Navidad, nos tuvimos que aguantar con verlo más tarde).


El concierto parecía que empezaba con leves incidentes (hablo a nivel personal), algunos anecdóticos, otros algo más molestos, como la gente con poca vergüenza que llega tarde y te obliga a levantarte de tu asiento para cederles el paso, por no hablar de los que encima te cuestionan si TUS localidades no son en realidad las suyas. Claro que me ocupé de responder de forma directa y concisa: No, estos son los nuestros, fila 2, 2 y 4. Luego mi chico me dice que soy borde. Borde sería no haberles ni dirigido la palabra, que es lo que se merecían, y otra de las molestas es que en medio del Auditori el que se te sienta al lado, y ni conoces, saque el bocata y se ponga a comer, ¡inconcebible! El público asistente era variopinto, completamente heterogéneo, cosa que agradezco, pues mucho me temía que mi bilis se desatase por todo mi cuerpo de haber observado una presencia en demasía de post-modernitos, guais, o como los califica el Impenitente en su blog: comomolos. Comentando con mi pareja los desfases que llegamos a observar, la fila 1 del anfiteatro era antológica, nosotros estábamos justo detrás, en la 2, algo alejados del escenario pero con una visión muy amplia de todo el conjunto, yo salí más que satisfecha. Lo disfruté más desde ese ángulo superior que lo que lo hubiera hecho desde la platea.

En general exaltaciones comedidas, algún que otro grito a la voz de “Nacho guapo! quiero un hijo tuyo”, proviniendo de una varonil voz y aplausos, muchos aplausos. Según mi chico, desmedidos, para mí, más que correctos. Al terminar las canciones, y algún estallido de euforia al principio de determinados temas, los más conocidos: Ocho y medio, Dry Martini, el hit del último disco, aunque a mí, el que más me hizo vibrar fue “El tercer día”, en el que sí rompí el silencio de la sala en los primeros acordes para aplaudir, algún que otro fan(atico) se unió a mis palmadas. Hay quienes detestan el ambiente festivo que se vive en los conciertos de Nacho, incluso quienes se aventuran a opinar que al mismo artista le molestan tales muestras de cariño por parte de su público durante sus actuaciones... A mí todo esto me importa poco, cada cual paga su entrada para vivirlo como guste, y disfrutarlo. Si vas a un concierto, debes saber que habrá quien no comparta tu gusto por escuchar en silencio desde el principio al fin, si es así, mejor pídele audiencia particular o bien quédate en casa escuchando a solas tu disco. Con ello no defiendo el cachondeo padre y no parar de gritar y aplaudir sin dejar escuchar las canciones o las escasas intervenciones en las que habla para contar algo, presentar a la banda o simplemente dar las gracias por haber ido, pero creo que, anoche ambas dinámicas se compenetraron perfectamente, había espacios de tiempo entre canción y canción para el griterío, con declaraciones de amor pertinentes (juro que no fui yo), aplausos y, durante la ejecución de los temas, el silencio reinaba y se podía disfrutar intensamente del sonido. Sonido que, por otra parte, no estuvo muy acertado durante la primera parte del concierto. La banda genial, muy buenos todos, aunque es cierto que, como apuntaba mi chico, el sonido de la guitarra y la batería primaban por encima del bajo y los teclados, y no debería haber sido así.


Previo al concierto que nos atañe, una tal Alondra (nosequémás) abrió la noche como telonera. Sentada en un taburete provista únicamente de su guitarra, tocó unos cuatro o cinco (no recuerdo el número, mas sí el suplicio de la espera) del primer álbum que ella misma promocionó al final de su debut anunciando que saldría a la venta el próximo mes de marzo. Pese a que musicalmente no me desagradó su estilo folk, su voz me resultó molesta, no llegando a la altura de Joanna Newsom, pero en esa linea. Formando un compendio con el estilo de la Rosenvinge, y hay quien apunta que es la sucesora de Russian Red. Con lo que, podemos afirmar y concluir que no seré yo quien aumente su número de ventas.


Empieza el concierto. Salen al escenario, y en último lugar Nacho. Gran ovación. Los asistentes empezamos a calentar manos. Abre con “La plaza de la soledad” (empezamos mal, pienso yo, pero al ver que hay que ajustar el sonido, respiro aliviada y pienso “ menos mal, mejor que suceda con esta que no con otras que más me agradan”)

El siguiente tema “Detener el tiempo”, del último álbum. Cabe decir que no tocó todos los temas del Manifiesto Desastre, excluyó el cabaretero “Lole y Bolan” (no tuvimos oportunidad de ver a su ratita presumida sobre el escenario) , la ranchera “El lugar del amor”, “Nuevas mañanas”, la cual de las desdeñadas es la que más en falta eché y, “Junior Suite”, que es un tema que a mí no me llama mucho pero que pensaba que sí iba a incluir.

La tercera canción vuelve a ser del disco Cajas de Música dífiles de parar, “Gang Bang”, luego doblete del manifiesto con “Un desastre manifiesto”, seguida de una aclamada “Dry Martini, S.A.” (ahí me hacía malpensar que muchos de los presentes no habían pasado del primer tema al escuchar el último disco). Siguió con “Que te vaya bien, Miss Carrussel”, lo cual es siempre de agradecer que recupere temas de sus principios.

Cerca de la mitad del concierto, estalla “Crujidos” y con ella ya sí que sí, me sentía inmersa en plena catarsis. La banda abandona el escenario, y NV se queda a sólas con una guitarra, empieza un emocionante acústico con “8 y medio”, el vello se me eriza, la banda se incorpora al final del temazo que pertenece a “Desaparezca Aquí”. Luego más de lo último, un “Mondúber” que cuanto más la escucho más me gusta, en esta ocasión, y a falta de voces femeninas, Nacho improvisa sus propios coros.

Ahora sí, va a tocar “El tercer día”. Así es, yo aplaudo como apuntaba al principio. Este tema me toca y me hunde. Alguna lágrima cae por mi mejilla, intentando reprimirme para no ser burla de mi pareja, pero es que me puede, me puede.

Seguimos con el guitarreo y la caña, a “Días extraños” de El tiempo de las cerezas, le sigue “Perdimos el control”, de nuevo de Desaparezca aquí y volvemos a el tiempo de las cerezas con “Secretos y mentiras”. Por mí ya podría haber añadido “La pena o la nada”, pero claro, el concierto no iba a durar 3 horas... ¡ Más quisiera yo! Que por pedir habría tantos temas que me hubiera gustado volver a escuchar en directo... Autoayuda, Canción de palacio, Sólo viento, El camino, El salitre, Etcétera, Nuevos planes,idénticas estrategias... ¿Sigo?

Cerró el concierto con la grandiosa “Morir o matar”. Abandona la escena mientras la sala aplaude y grita pidiendo un bis. Salen de nuevo, en mi opinión, se hicieron de rogar bastante, y terminaron regalándonos dos canciones más: La eterna ya “El hombre que casi conoció a Michi Panero”, también del brillante Desaparezca aquí y para concluir, una emotiva versión de “El Ángel Simón”, en la que la batería de nuevo cobra protagonismo y cada bum-bum podía sentir como se clavaba en mi corazón. Terminando con el desfase al que estaba acostumbrada a disfrutar en anteriores conciertos con “El jardín de la duermevela”, tema que para esta ocasión dejó en la reserva y que personalmente lamenté todo el camino de regreso a casa.


Tal día como hoy hará un año. Algo que recordaré toda mi vida. Gracias.



1- Plaza de la Soledad (Cajas de música difíciles de parar CD1)
2- Detener el tiempo (El Manifiesto Desastre)
3- Gang Bang (Cajas de múscia difíciles de parar CD2)
4- Un desastre manifiesto (El Manifiesto Desastre)
5- Dry Martini, S.A. (El Manifiesto Desastre)
6- Que te vaya bien, Miss Carrussel (Actos inexplicables)
7- Crujidos (El Manifiesto Desastre)
8- 8 y medio (Desaparezca aquí)
9- Mondúber (El Manifiesto Desastre)
10- El tercer día (El Manifiesto Desastre)
11- Días extraños (El tiempo de las cerezas CD1)
12- Perdimos el control (Desaparezca aquí)
13- Secretos y mentiras (El tiempo de las cerezas CD1)
14- Morir o Matar (El Manifiesto Desastre)

15- El hombre que casi conoció a Michi Panero (Desaparezca aquí)
16- Angel Simón (Actos inexplicables)

martes, 27 de enero de 2009

Forever Young



¿Te suena de algo este vídeo?

Efectivamente, recientemente están anunciando por TV un automóvil, el cual por no darles más publicidad voy a omitir marca y modelo.
El caso es que son muy acertados estos publicistas a la hora de escoger la música en cuestión. Lo que ya me resulta más necio es atrapar la idea del vídeo también para el anuncio, y yo que en primera instancia estaba resignada a aplaudir a estos publicistas admitiendo lo bien que saben hacer su trabajo, y bueno, si su trabajo consiste en copiar ideas, enhorabuena por ellos. Para esta ocasión han elegido un tema que hacía años no escuchaba y al oirlo de fondo (cabe decir versionado de una forma magistralmente melancólica por los Youth Group), me ha transportado a esa época en la que era (todavía) más joven, pues sigo siéndolo pese a mi empeño en refunfuñar como una vieja amargada constantemente.
Hablando con mi pareja, coincidimos en destacar dicho tema, con lo que incidimos en el anuncio, lamentablemente para los vendedores del producto, ninguno de nosotros tiene coche, ni intención de tenerlo, con lo que los efectos deseados poco van a influir en nuestras débiles e influenciables mentes. Una campaña dirigida a la población entre los 30 y los 40, (arriba y/o abajo), con ansias por preservar esa primera juventud ya dejada atrás que tanto nos esforzamos en idealizar. Negaros a haceros mayores, conservad vuestra libertad, sois quienes decidiis, pero que no os arrastren vuestras responsabilidades con ello... Todo me señala que esta es la idea a inculcar en un espacio de tiempo inferior al minuto. ¡Bravo! Me reafirma salir a la calle y observar a mi alrededor que este mundo lo mueve ese gran monstruo llamado publicidad y como los demás bailamos al son de su música.

Para nostálgicos, el youtube con la original de los Alphaville..

jueves, 8 de enero de 2009

Seguimos girando

Se acabaron las fiestas navideñas y podemos decir que volvemos a la normalidad. Esa rutina y hábitos concretos y definidos que ocupan la mayor parte de los días de un año.Y un año queda atrás. Como tantos otros. De un tiempo a esta parte he notado que en lugar de contar el tiempo hacía adelante, en muchas ocasiones lo hago hacia atrás. Hace 6 años que parí, tres que empecé a escribir este blog, tengo 34 años y 31 tenía cuando te conocí... Esto me crea una sensación de envejecimiento, de finitud. Una irremediable vida acontecida irreversiblemente. Una suma de sucesos que no significan más que la resta de años, días, quien sabe si horas, que me quedan por vivir. Recientemente leía en una entrevista a Nacho Vegas que decía: La vida pasa, pesa y pisa. Y me hizo cierta gracia porque a menudo la siento así.

Estrenando año nuevo, como todos los años, aprovecho, al igual que tantas otros millones de personas, para (re)plantearme un serie de propósitos e intenciones, los cuales la mayoría, apenas acabe el primer mes habré incumplido o desfallecido en el intento. No obstante, es interesante hacer un balance, aunque sea para reflexionar sobre determinadas cuestiones que, durante el día a día no nos detenemos a analizar, ya sabemos, por eso de vivir deprisa.

Necesito con urgencia aprender a tomarme la vida de otra manera (para que no seguir escribiendo cosas como las descritas en el primer párrafo). A no prentender que todo salga a la perfección. A saber combatir los obstáculos sin ver perjudicado mi temperamento nervioso, no es preciso ser la mujer de hielo, pero tampoco que los infortunios, por pequeños que sean, supongan una hecatombe en mi particular mundo, ese que me rige desde mi mente. A saber diferenciar entre lo urgente-importante, lo no prioritario aunque importante, lo urgente pero irrelevante y lo que puede postponerse y encima no es relevante. Aceptar a la gente tal y como es. A no malgastar esfuerzos, que constituyen una cantidad de energía de lo más desaprovechada, con pretender cambiar a nadie, y sí saber extraer lo mejor de cada uno. Obligarme a sonreir(me) ante el espejo cada mañana (o tarde, en función de cuando me levante). A fruncir menos el cejo (que llevando a la práctica todo lo anterior, este gesto ya se reduciría considerablemente). A mirar menos el pasado, a no depositar tantas expectativas en el futuro y a gozar más del presente. A medir mis capacidades, sin obligarme a realizar lo que no está a mi alcance y sí motivarme para lo que potencialmente valgo. En dejar de infravalorarme por lo que hago profesionalmente y reconocer(me) lo que con ello logro.

¿Y qué de bueno me llevo del 2008? Alguien dijo que se aprende más de los fracasos que de los éxitos. La cuestión creo que radica en que, cuando no hay otra alternativa, y lo que se avecina no es precisamente una nube rosa, tienes que reaccionar, mientras que cuando el viento sopla a favor, resulta sencillo y cómodo dejarse llevar, y hay quienes incluso no saben apreciar esta ventaja hasta que la pierden. Yo intento tener muy presente de lo que disfruto mientras lo tengo, que para penurias ya habrá tiempo (lamentablente) Y lo mejor, que lo que había en el 2007, se ha mantenido en el 2008, saliendo incluso mejorado, y con eso, no es que tenga suficiente, es que es cuanto deseo seguir conservando.