viernes, 17 de septiembre de 2010

you talking to me?

Leo en la prensa local que un menor clava un bolígrafo a una mujer durante un trayecto en un bus urbano, al reñir esta a un grupo de chavales de entre 12 y 15 años y entre los que se encontraba el sujeto, por su actitud incívica. Al parecer la discusión fue en crecendo hasta que desenvocó en la agresión comentada. No hace mucho, un anciano mataba a una mujer y perseguía al marido de esta con la misma intención, por una disputa de tráfico... Y es que al final, te entran ganas de callar, agachar la cabeza y seguir caminando al frente, suceda lo que suceda. O ya directamente no salir a la calle.

Salgo de la cafetería, cabe decir que iba cargada con dos bolsas, pues venía de hacer la compra en el mercado y antes de subir a casa, entré para leer la prensa escrita, puedo hacerlo digitalmente, pero siempre me ha gustado la edición en papel, y espero poder seguir haciéndolo mientras dure. Entonces nos cruzamos en la puerta del establecimiento una pareja de mediana edad y yo. Ellos entran. Yo salgo, como anunciaba. El hombre empuja la puerta (hacía el interior), obligándome a retroceder. La suelta casi dándole en las narices de su acompañante, esta la retoma y accede al local, mientras tanto yo aguanto la puerta con el hombro, casi cediéndole el paso, no ya por cortesía, si no para no atropellarnos mutuamente, y me río. Es que no puedo hacer otra cosa. Reacciono así. Sí, lo se, en ocasiones puedo parecer (¿He dicho parecer?) algo perturbada, pues la gente no está acostumbrada a que los demás se rían solos y sin aparente motivo.

Entonces empiezo a pensar, camino a casa, y a relacionar la noticia que leía y lo que acababa de ocurrir. ¿Cómo quejarse de la falta de educación y respeto de los jóvenes si los mismos adultos que debemos inculcársela nos la saltamos a la torera? Esto parece un argumento retrógrado y conservador, y lejos de mí queda la intención de acogerme al discurso machista de que el caballero debe sujetar la puerta para dar paso a la dama, no, que nadie se confunda. No se trata de eso. Yo misma hubiera aguantado la puerta de ser cualquier otra persona la que salía de cualquier lugar, yendo además cargada. O de sujetar la puerta, también, para facilitar el paso a mi acompañante, sea hombre mujer o un perro. Intento educar a mi hijo en cosas tan obvias de urbanidad como es el dejar salir antes de entrar. Ceder asiento a las personas con movilidad reducida, y me da lo mismo haber pagado igual o incluso más por viajar con el mismo derecho a disponer de un asiento, la realidad es otra lamentablemente distinta a lo que en ocasiones nos gustaría y por tanto, considero que debemos adaptarnos a ella. Ceder mi asiento a una persona de avanzada edad con evidentes síntomas de necesitarlo más que yo, no me hace ser mejor persona, simplemente es un acto (y debería ser reflejo) de convivencia. Y es que, temiéndome lo peor, e imaginando la más atroz de las posibilidades, porqué sí, porqué soy así de trágica, ya me veo como en el salvaje oeste, tramitando desde la administración permisos de armas por doquier, como en yankilandia, aunque esté sobradamente demostrado que no es la solución, y sintiéndonos todos como Harry callahan, o el mismísmo Travis Bickle...

10 comentarios:

3'14 dijo...

Quizás mi discurso esté pasado, sea aburrido e incluso quienes lo puedan considerar algo obvio... pero son las cosas que me preocupan, la realidad en la que vivimos y la que me gustaría poder cambiar un poco... Y mientras sea así, yo no dejaré de hablar de estos temas.

Arual dijo...

Justo ayer casi me mato por las escaleras del edificio en el que vive mi suegra por culpa de un "amable" vecino que me soltó la puerta en las narices y me hizo tropezar con el primer escalón, cuando salía cargada con dos bolsas de la compra, el Mclaren del peque (vacío aún porque no lo había recogido de la guarde), mi superbolso tamaño XXL cargado de chismes a modo Mary Poppins y mi bolsa del trabajo (cargada con el ordenador, agenda y carpetas varias). Aún está ahora por pedirme disculpas. Desde luego tu post no está fuera de lugar ni mucho menos, lamentablemente.

SisterBoy dijo...

Me conformo con pensar que esos incidentes son todavía excepciones.

El Impenitente dijo...

Y luego llega Charles Bronson y coge a las excepciones y les está dando golpes en la nariz con la puerta hasta que les deja la cara desfigurada y tú te regocijas en el asiento.

Primero la educación. Y cuando esta no sirva soltamos a Charles Bronson.

Canichu, el espía del bar dijo...

Hay más temas para hablar de esto al hilo de la noticia de la mujer, la del anciano o lo que te ocurrió a ti. A mí particularmente me ocurre que al camianr por mi barrio a veces grupos de adolescentes empiezan a llamarme, a veces de lado a lado de la calle, "Santiago Segura" con la intención de insultar, por el personaje de Torrente, por el mero hecho de llevar yo barba y tener unas entradas de calvicie grandes, como viste cuando nos conocimos en persona. Lo hacen espontáneo, no hay previamente ni tan siquiera una mirada mía. Yo voy a mis cosas y de repente, a veces, me encuentro con esto. Y no digo nada, aunque me jode, porque sé que será decir algo y venir el grupo de adolescentes como hienas a la caza. La cuestión es ¿dónde narices se está equivocando esta sociedad para que haya adolescentes hoy día que se creen con derecho a todo tipo de agresiones?

me rio en tu cara, payasa dijo...

Yo también tengo la percepción que el incivismo crece sin freno, hace bastantes años que se produjo un punto de inflexión ¿1990? se instaura un sistema educativo "progre" que limita la autoridad de los profesores, que precisan una mejor formación, unos padres que dimiten de sus obligaciones y delegan parte de éstas a una tv y videojuegos repletos de imágenes cada vez menos inocuas...
(pésimo año el 1990: se publica la logse, nace telecinco, llega la game boy, debutan los tres tenores...)

Monica dijo...

Hola a todos, soy Monica os invito a este concurso gratuito de cocinasolares. http://cocinasolares.blogspot.com/2010/09/concurso-mini-telesscopio-x8-de-mano.html

Felicidades por tu blog!!

Lena dijo...

Yo como madre de dos adolescentes os aseguro que es dificil saber dónde falla la sociedad o donde fallan los padres y los profesores. Creo que como madre tengo claro donde están mis grandes fallos: estoy sola a cargo de mis hijos, trabajo hasta las 19 horas, cuando llego tengo todo por hacer, incluyendo la cena, la compra, preguntar lecciones o ayudar a mis hijos con los deberes. Muchas veces llego cansada e intento que no se note, pero más de una vez hago ojos ciegos para poder acabar de preparar la cena o la comida del día siguiente y poder acabar antes la jornada. La culpa se paga, por error, con permisividad y bienes materiales. Ese, para mí, es el gran fallo de nuestra sociedad. Madres culpables por tener que estar todo el día fuera trabajando y dejando a sus hijos solos en casa.
Y Pi, cada día está más claro que 'el món està ben grillat'. Abusos de fuerza por doquier y miedo a decir lo que cuando éramos niños nos decía cualquier adulto. El miedo o el respeto de nuestra infancia se ha convertido en el pasotismo de la infancia de nuestros hijos.

If dijo...

Sí, está la cosa complicada, cada día es más evidente la mala eduación de jóvenes y menos jóvenes. Y encima, si eres dulce, amable y servicial, te acusan de ser un pringao.

Como dices, vamos a acabar todos desquiciados perdidos, como Travis, o como Dustin Hoffman en Perros de Paja.

Pilar dijo...

Hoy llaman a la puerta de mi clase de 4º de la eso, toco toc, voy y abro, claro, toc toc, esun profesor que viene a anunciarlaes algo,un cambio de clase a una hora, se dirige a ellos.oyes que tal yque cual... y se va. Me quedo atónita


...?¿adultos!