martes, 22 de abril de 2008

Historias de la condición humana

En la consulta del médico:

A:Perdone, ¿Sabe si el doctor está visitando?

B:Hace diez minutos que espero y no he visto entrar ni salir a nadie.

(Silencio)

A:¿A qué hora tenía usted cita?

B:Uff, pasa ya media hora desde que me tocaba entrar.

A:Siempre hacen lo mismo. Dan una hora y luego te tienen esperando como si no tuviesemos nada más que hacer en todo el día. No se porque no lo tienen en cuenta.

B:Sí. Programan visita cada diez minutos pero siempre van con retraso. Aunque mejor así, pues yo personalmente no acabaría de sentirme satisfecho si el médico me ventilase en un plis plás. Vamos, digo yo que para algo pago impuestos, para que me traten como a un ser humano y no como si se tratase esto de una cadena de montaje, en la que las personas somos latas de tomate sobre una cinta transportadora y el médico se limitase a ser un verificador. Aunque a veces pienso que se semeja más a esto que describo de lo que a mí me gustaría. En perfecto estado, pase y hasta la próxima visita; defectuoso, lo aparto del resto de productos y, en lugar de colocarlo en el montón de desechos lo envío a un especialista.

A:Sí, cuando no te mandan hacer pruebas pero con la lista de espera pendiente puedes tardar tres meses. Con un poco de suerte, para entonces o bien te has curado de forma natural o te has muerto.

B:Lo peor es la gente que colapsa los servicios por tonterías.

A:Ya te digo.

(Silencio)

A inquieto en su asiento empieza a mirar su reloj convulsivamente cada cinco segundos. Se levanta y llama a la puerta golpeándola sueavemente con sus nudillos. Acto seguido abre la puerta.

A: Sí, sí, disculpe, ya espero, pero como llevamos rato esperando y no vemos salir ni entrar a nadie pensábamos que no hubiera nadie... sí, sí, comprendo, perdón.

B: ¿Hay alguien?

A: No se, no he podido verlo. Sólo me han dicho que espere que ya me llamarán, que haga el favor de tener paciencia y educación al ver una puerta cerrada. ¡Si es que encima te hacen sentir mal cuando son ellos los que van con retraso!

B: Pues sí. Y si encima se te ocurre llegar tarde te colocan al final de la lista y entonces ya sí que puedes dar por perdida toda la mañana.

A:Ellos te pueden hacer perder todo el tiempo que les de la gana pero a ti ni se te pase por la cabeza pensar que comprenderán que no has encontrado aparcamiento, con lo mal que está esta zona para aparcar. Te jodes y otro día sales de casa con dos horas de antelación... Esto es lo que me vino a decir un día una de esas enfermeras estiradas que corren por aquí. Como ellas ya tienen su plaza fija les da lo mismo si a los demás nos pueden echar del trabajo.

B: Yo ya estoy retirado pero vamos, no me gusta pasarme toda la mañana aquí cuando tengo otras muchas cosas mejor que podría estar haciendo.

(Silencio)

B: Seguro que están de cháchara.

A: O será la hora del almuerzo. Como son funcionarios se toman el tiempo que les da la gana.

(Silencio)

Se abre la puerta. Sale una mujer con bata blanca y pasa lista. Después de cinco nombres no respondidos, al sexto A asiente. Pase, le dice. A se levanta, olvidándose por completo de su compañero de espera y se adentra en la consulta. Cierra la puerta.

(Mascullando) B: Y encima entra primero, cuando yo estaba antes...



De alianzas livianas que se unen en contra de un enemigo temporal y complicidades vácuas en función del lado en que uno se encuentre.


A se levantó el lunes por la mañana y decidió que no acababa de encontrarse del todo bien como para acudir al trabajo. Pidió hora a su médico de cabecera para ver si le daba la baja.

B tiene 70 años, cada semana asiste a la consulta por diversos achaques de salud. Tiene en casa un arsenal de cajas de paracetamol como resultado de sus visitas.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

Este diálogo me resulta bastante familiar.
Algunas personas mayores van casi cada semana a la consulta del médico de cabecera y parece más una necesidad de que alguien les escuche, les atienda y se preocupen por ellos que no que hayan experimentado un cambio en su salud. Algunos/as lo toman como una manera de pasar el rato allí charlando con otros en su mismo estado (vaya como si fuera el Centro Cívico del barrio).

Me ha gustado lo de:
"De alianzas livianas que se unen en contra de un enemigo temporal y complicidades vácuas en función del lado en que uno se encuentre."

Me gustaría saber cuál sería el diálogo entre ese mismo doctor/a de cabecera con otro colega o enfermero/a.
Saber si el médico está con strés, si hoy le dolía los ovarios porque estaba ovulando, si tiene a su hijo con bronquitis, si está en trámites de separación con su mujer...
Si los personajes A y B han pensado en que el médico está siguiendo las pautas que la administración le impone (unas listas de más de 60 pacientes/mañana) porque no hay suficientes recursos humanos ni pelas para sanidad o educación.
Me pongo en la piel del médico (ya lo sé, no de todos) y me imagino desvalorado, irritado cuando ya es la 4ª persona que abre la puerta sin ser llamado, escuchando siempre quejas en la sala de espera, quizá queriendo hacer lo mejor posible tu trabajo porque eres eficiente pero nunca puedes irte a tu hora, ni desayunar ni hacer pis porque esa lista de pacientes no acaba nunca.

Bueno... podría decir más pero me voy a desayunar jeje

Un beso Pi! MONS.

Unknown dijo...

Pertenezco a la secta minoritaria de los no colapsadores aunque no hablo en representación de nadie más.

Sólo una vez he ido al seguro por unas leves molestias fruto de una crisis de ansiedad. Aún así estuve mucho más de diez minutos en la consulta porque tuve que negociar mi altura. Se empeñaban en tallarme en 1,72 mientras yo defendía con firmeza el 1,80 que lucía durante el servicio militar. Al final convenimos un intermedio 1,76 que es el que consta en mi expediente. Al intentar que relatara mis hábitos alimentarios (¡yo que sé cuántas ensaladas y huevos duros tomo por semana!) me gané una soberana bronca porque dentro de 30años podría padecer de ácido úrico. Y otros cinco minutos para que confesara que tomo drogas. Mis insistentes y sinceras negativas provocaron un nuevo enfado. Al final lo mío se despachó con una receta de unos tranquilizantes que nunca ingerí.

En la sala de espera seguramente de sucedían diálogos como el que hoy propones. Eso sí, con el cabreo con que salí de la consulta, nadie osó protestar.

Anónimo dijo...

Esto pasa de verdad, todos se quejan del estado de la sanidad,pero es que la gente va a urgencias y al médico de cabecera muchas veces hasta para cagarl.Un poco de responsabilidad

besotes

Canichu, el espía del bar dijo...

en mi consulta habitual han puesto un cartel que advierte de las consecuencias legales de gritar, insultar o amenazar a un médico o a una enfermera, y después enumera las medidas de seguridad funcionando en el centro. Pero es que mi barrio obrero también es en gran parte de población marginal...

Sol solito dijo...

Pues es algo bastante frecuente en la sanidad publica...pero a pesar de todas esas molestias, la verdad, prefiero que sea publica.
Besos

Unknown dijo...

seguro que "C" no tiene problema, pues tiene pasta para una clínica privada.

3'14 dijo...

Mons, está bien empatizar pero no olvides que siempre estamos en uno u otro lado ;)

Bohemi, Collons!!! Te recetan tranquilizantes y luego va y los desperdicias y te vas a gastar el sueldo por ahí en otras drogas que te salen más caras??? Anda, anda, comparte y así me ahorro la cola :))

Hoichi, pues mira sí, pero yo personalmente no me doctoré en medicina así que si me siento mal, o algún síntoma extraño, anómalo, distinto a mi estado habitual pues... llámame hipocondríaca pero me gusta poder tener la sensanción de tranquilidad al ser visitada por un especialista. Aunque bueno, también podría poner ejemplos de gente sana como un roble toda su vida y el día que acudieron a un médico acabaron saliendo en posición horizontal, y ojo! que no digo que lo matase el facultativo (ains, pero con que gracia domino los sinónimos!), pero vamos, de algún lado debe surgir la mala fama de nombrarlos matasanos :P
De todos modos, el máximo responsable de la salud de cada uno es uno mismo. Y habla la que fuma, la que mantiene una dieta totalmente desequilibrada y brilla en su vida por la ausencia de ejercicio...

Canichu, vamos que el personal sanitario/administrativo que haya opositado deben darse de hostias por obtener plaza en tu ambulatorio, jeje

Sol solito, bienvenida! Uhm... una cosa está clara, yo también prefiero la pública, la privada siempre me ha provocado sospecha, al tratarse de un negocio las pruebas no cesan y como son baratas...

Cosaco, no hagamos demagogia... En la privada también te hacen esperar, y no te creas, por el hecho de pagar más todavía provoca mayor crispación.


De todos modos, el diálogo no sólo pretendía ser una crítica al sistema de sanidad pública en los centros de atención primaria y a sus pacientes... Que aquí pillamos todos ;)

SisterBoy dijo...

Hay un viejo chiste canario sobre dos doñas jubiladas que estan en la consulta del médico y se ven allí todos los días. Un día una de ellas no acude al Ambulatoria y al día siguiente le pregunta su amiga

-¿Qué te pasó que no viste ayer?
-Es que estaba enferma

Anónimo dijo...

Es que yo no confío nada en los médigos, me dan grima porque son humanos, el porrón de años que se tiran estudiando no les vacuna contra la estupidez humana. Así sólo voy a consulta cuando estoy muy jodido

Unknown dijo...

Ya sé, el post tiene un mensaje subliminal sobre la música pop cutre festivalera de los 70s, verdad?

Anónimo dijo...

Hay mucha gente que,luchamos cada día ,por ser unos buenos profesionales de la sanidad,y lo más importante que ésto implica,poder ayudar al enfermo,aunque sólo sea dándole una mano cuando ya no puedes curarle.

¡¡¡NO TOD@S SOMOS IGUALES!!!

UNA FORTA ABRAÇADA!

El Impenitente dijo...

La música pop festivalera de los setenta no era cutre. No has captado bien el mensaje subliminal.

Cada vez que voy al médico me cabreo. Cada vez que tengo que dejar el coche en el taller me cabreo. Cada vez que me hacen esperar me cabreo. Pienso que es una falta de respeto enorme hacer esperar a los demás.

Unknown dijo...

y una leche, tengo razón, este escrito va de grupos nórdicos horteras de los 70s, me juego el blog de pi.
pi, dime que es verdad! q yo te comprendo sin necesidad de q hablemos, como la teleapatía esa, jejeje

Pilar M Clares dijo...

LO suyo sería no estar en uno u otro lado. Me he planteado muchas veces eso de tener prisa siempre, que es ya casi un vicio injustificado y que satisface el deseo de hablarlo con alguien, de empatizar de algún modo a través de lo que comunmente es tan reconocible. Sé que a veces no es posible tener paciencia, pero ¿merece la pena? Por otro lado, juzgar al responsabilidad de los demás en el trabajo es riesgo difícil, nunca sabremos a qué responde la dilatación del tiempo, de ese que no es nuestro.
Me quedo con pensar lo menos posible salvo en sitauaciones de urgencia.
Muchos besos

Arual dijo...

En mi última visita a mi doctora de cabecera he esperado dos horas, ha sido justo esta mañana, me había levantado con un tremendo dolor de espalda que llevo arrastrando intermitentemente desde hace un mes y seguidamente desde hace tres días y por fin me había decidido a pedir la baja hasta el final del embarazo. Cuando al final me ha nombrado y he ido a levantarme para entrar en la consulta, el señor mayor que estaba sentado a mi lado me ha tenido que ayudar a hacerlo, no podía, me había quedado clavada en la silla, mi doctora no ha necesitado mucha más explicación para concederme la baja laboral sin rechistar...
Moraleja: Si no estás malo, allí te ponen malo, si lo estás, allí te ponen peor.

Sett dijo...

Hola!!!!!!

Bueno,la verdad parece increible que en la consulta del medico alguien arree tan rapido y bien con un discurso tan existencialista y reivindicador de derechos.Pero los habrá que siempre tienen el texto preparado.

Saluditos

JRB dijo...

Pues opino como Mons. Si la asistencia sanitaria no es tan rápida y atenta como debería ser, es en parte porque el sistema es muy deficitario y no se invierte lo suficiente en sanidad.
No hay suficientes profesionales, no hay suficientes consultas, se trabajan jornadas maratonianas sin descanso y muchas veces cargando de responsabilidades a médicos que acaban de incorporarse a la actividad asistencial y no tienen experiencia.

Desde luego tampoco ayuda a que todo funcione como la seda que la gente acuda a urgencias por un simple resfriado o por cosas como "es que estaba en la peluquería y me ha dicho la peluquera: a tí se te está cayendo el pelo últimamente. Y por eso vengo".

Tampoco estaría de más una actitud comprensiva por parte del enfermo y los pacientes. No hay por qué ir al médico poniendose a la defensiva, ni llevarse a Urgencias a toda la familia del chache gitano para irrumpir en la consulta con palabras de ánimo como "si le pasa algo al yayo de 98 años te rajo" (léase esto con voz de Cruz y Raya en "Ja me maten").
Hay que comprender que al otro lado de la puerta te atienden personas con tantos problemas como tú o más, a los que los pacientes les exigen que realicen su trabajo sin demora y produciendo siempre al 100%.

En resumen, las consultas se colapsan y la gente se cabrea y se pone violenta con el médico, con las secretarias que dan las consultas (unas benditas con más paciencia que el santo Job) y hasta con el celador si se le ocurre aparecer por allí.

Vamos, que la gente hoy en día no se conforma con amenazar o pegar a los maestros de sus hijos en los colegios, y ya hasta lo intentan con los profesionales sanitarios.

Por supuesto médicos capullos también los hay, claro, pero son una minoría. La mayoría intentan hacer bien su trabajo pese a las trabas que les pone la Seguridad Social; pero eso desde fuera no se ve ni se distingue en muchos casos a los buenos de los malos profesionales.

Anónimo dijo...

Vargtimen, has explicado lo que pienso mejor que yo. ;)
Sobre todo el párrafo en que dices: "Vamos, que la gente hoy en día no se conforma con amenazar o pegar a los maestros de sus hijos en los colegios, y ya hasta lo intentan con los profesionales sanitarios."
Eso lo he vivido yo en mis carnes. Además, he tenido que "lidiar" con la MISMA extensa familia que tú comentas que después de ir a urgencias vinieron a verme al cole. Jeje

Pi, a veces no se está en un lado u otro. En este caso mi primer impulso fue empatizar con los pacientes, puesto que yo he experimentado el esperar 3 horas en una consulta escuchando conversaciones como la que has escrito y por eso me era todo muy familiar. En ese caso yo sería la que mira cada 2 x 3 el reloj convulsivamente. Bueno, de aquí a unos años ya seré la de los diversos achaques de salud, jejejijie.
Pero, normalmente, después de comprender uno de los lados, inmediatamente pienso en LAS OTRAS POSICIONES o posturas.

Y se me da bien eso de ponerme en la piel de los demás (salvo excepciones: como la de los toreros, los que cazan como diversión y ahora que pienso, un largo etc. de los que actúan con crueldad y violencia hacia personas, fauna y flora. En esos casos sufro y me avergüenzo de la condición humana.

Besos! MONS.

Anónimo dijo...

esperar
es una palabra extraña, super cragada para mí. En lo particular suelo hacer amistades en las esperas.

Anónimo dijo...

A mí la idea de gente mayor masticando una excusa en una fría (sí, para que sea más dramático ha de ser fría...) sala de espera para arrancar algo de afecto me deja depre total...

:[

Mae dijo...

Pi, me ha encantado este post...
Esq ue yo al moverme en el sector sanitario... ya sabes.
Aquí en la farmacia es lo que una tiene que escuchar todos los días, jijiji.
Pero vamos, que tienes toda toda la razón sea cual sea el motivo de la consulta.
Yo, sin ir mas lejos, el lunes pasadi tuve cita. Siempre va con una hora y media, mínimo de retraso. LLegué media hora tarde, porque no pude salir antes del trabajo, y me senté fuera, como el personaje A.
A los 10 minutos, como no salía ni entraba nadie, pegué en la puerta. Y a la media hora larga me fuí sin haber visto al médico.
Así son las cosas...
Y eso que ahora hay menos listas de espera con eso de la Receta XXI.
Besossss.

Anónimo dijo...

Soy del gremio de enfermeras estiradas, os sorprenderiaís de las chorradas que vemos a veces en urgencia (esos mosquitos desconsiderados y malos, muy malos que pican en labios (y el paciente no era alérgico, ni nada...) y que resulta ser ago grave, muy grave) y a veces la verdadera urgencia no viene al centro y aguanta hasta que es demasiado tarde... La lista de espera la genera el propio demandante de atención. La remisión al especialista debe juzgarla necesaria el profesional en cuestión (y no el paciente) no podemos ser ni complacientes ni excesivamente extrictos en ese sentido.

Muchos jubilados acuden al centro médico como si este fuese el club social y, lo más gracioso, es que el que protesta por la espera siempre es el que menos tiene que hacer luego.

En las clínicas privadas yo he llegado a esperar 2 horas, allí nadie se queja y muchas veces se dejan una pasta.
Ah, y yo tengo un seguro privado, pero si alguna vez tengo algo grave, tened por seguro que recurriré a la seguridad social.

En serio, hacemos lo que podemos, e intentamos hacerlo bien en la mayoría de los casos. No podemos hacer más con los recortes de tiempo de consulta, con los cupos bestiales y la escasez de personal, los domicilios, las analíticas, las salidas con el 061 y demás... No es tan sencillo, no lo es en absoluto.

Y para que conste: Yo soy de las que se disculpa por hacer esperar al paciente.