miércoles, 2 de diciembre de 2009

"Invisible", by Paul Auster.

Después de leer “Un hombre en la oscuridad” me quedé un tanto desolada, supuso un bajón considerable, siempre desde mi humilde e inexperta opinión, en la obra de mi escritor fetiche Paul Auster. Una mala época para mí, dado que contemplaba impotente como se derrumbaban en mi conciencia los que hasta en ese momento habían sido mis referentes, musicalmente hablando, presenciaba como Nacho Vegas ascendía, para lo que representaba a algunos, compartiendo disco con Bunbury, para mí una punzada en el corazón que no llegaría a ser casi herida de muerte hasta su fatídica colaboración con la Rosenvinge... Estaba rozando el cielo en su trayectoria según muchos dentro de los círculos de determinada crítica especializada.... pero para mí significaba poco más que una rendición ante los cantos de sirena de la popularidad. Por suerte, algo bueno salió de esa experiencia, grandes temas incluídos en “El Tiempo de las Cerezas” y algo de vitalidad a su rostro tras los refregones con la ratita presumida, que no le venía nada mal al asturiano... Y por otra parte, la caída en picado, de mi idolatrado Woody Allen hasta llegada de un lastimoso declive, no se si por causa del efecto 2000, nada producido a partir del nuevo milenio merece la pena, salvando tal vez de la quema la cuestionable “Match Point” y agradeciendo su resucitación con la última, modesta y nada pretenciosa “Whatever Works”, que recuerda al Allen que todos queremos y veneramos filmando su amado manhattan, con historias sencillas y cercanas, ridículas y risibles, lejos de todo glamour, con el talento suficiente que no requiere de ostentación alguna para brillar por su propia estela.

El caso es que llegué a un punto en el que me decía a mí misma para pretextarles: Si es que no se puede sacar cada año un disco, una película, una novela excelente, por fabuloso que seas en tu trabajo. Lo de estos tres hombres que cito, estoy segura de que requiere de laboriosa entrega profesional y concienzudo y meticuloso empeño en extraer de lo bueno lo mejor, no me cabe la menor duda, pero, sin una dosis de genialidad y talento, el resultado jamás podría ser lo que estos artistas han ofrecido a la humandidad. Tal vez suene exagerada para algunos, pero es mi parecer y mi gusto y sólo el tiempo puede quitarme la razón, maltratando el conjunto de sus obras, desterrándolas al olvido y desmereciendo el lugar que deben ocupar en la universalidad de sus distintas manifestaciones artísticas.

Y digo todo esto en un duro, pero que pretende ser un halagador prólogo para afirmar gratamente que, aquel mal sabor de boca que me dejó el, hasta la fecha, último trabajo de Auster, se ha desvanecido gracias a la frescura y el aliento que me ha devuelto la magnífica “Invisible”. Acertadísimo título, cabe añadir, aunque bien podría haber sido también “1967”. Y es que hay años en todas las historias personales que marcan una inflexión en el devenir de sus protagonistas. No obstante, el título finalmente adjudicado atina más que cualquier otro presumible nombre con el que esta novela hubiera sido presentada: “Un rostro corriente, en cierto modo, una cara que resultaría invisible entre cualquier multitud”, y con esta frase, ya lapida por donde recorrerá el hilo argumental a lo largo de lo que nos quiere contar, y tan sólo estamos en la tercera página. Sublime.

Antes de proseguir, debo advertir que, si alguien se guía por la reseña escrita en el dorso del libro para decidirse a leerla, mal asunto. No lo recomiendo. En mi caso suposo más un prejuicio (algo me evocaba a mi odiada “Soñadores”) que me hubiera provocado rechazo de no ser que se trata de Auster y eso, pese a mí anterior decepción, merecía el beneficio de la duda. Ante según que reseña, que más mal que bien le hacen a la obra, yo cambiaría por un: lea las veinte primeras páginas, y si tras la lectura de estas decide abandonar, nadie se lo reprochará. Yo, que lo leí prácticamente de principio a fin, le puedo asegurar de que no va a poder parar hasta alcanzar el último punto y final.

Quien haya leído algo en alguna ocasión escrito por Paul Auster, incluso en las películas cuyo guión es de su puño y letra, ya debe saber que, en sus historias siempre hay algo más oculto. La metaliteratura está muy presente, así como recambolescas tramas a la par que verósimiles en muchas ocasiones si pasamos por alto la contínua tendencia de este por sobrevenir a los giros de la mano del azar y las casualidades oportunamente encontradas. Pero en esta excepcional ocasión el azar está ausente. En el aspecto técnico destaco el brillante trabajo narrativo, como ya desde décadas viene demostrando y deleitándonos. “Invisible” cuenta de cuatro partes, de las cuales se podrían hacer múltiples interpretaciones: 4 historias, pero que la suma desembocan en un todo, cuatro estaciones, cuatro localizaciones, cuatro estados de ánimo y/o madurez... Y así hasta que nuestra imaginación diga basta. El autor, a lo largo de cada parte salta de un narrador a otro cambiando de la primera a la tercera, pasando por la segunda persona. Desde diferentes puntos de vista, según emplee uno u otro personaje. Consiguiendo atraparte en esa apasionante historia que emerge desde una anécdota transcendente y desde la cual se va desgranando y expandiendo al tiempo que se introducen nuevos personajes que, encabezan el protagonismo a su paso, aturdiendo, para gran regocijo del lector, y reestructurando a cada página el argumento, recomponiedo las piezas tratando de formar este puzle que no se nos muestra completo hasta el final. cuando todo está encajado.

Personalmente, al terminar una novela de Auster siempre me queda esa sensación de tratar de averiguar, aunque sea por mera intuición, qué hay de cierto, de verdad, de real, en lo relatado. Acabo por ceder y aceptar que Auster, en esto del arte del engaño, es un gran maestro.

11 comentarios:

Arual dijo...

Vegas, Allen, Auster... tres genios sin duda y como tal también tiene sus momentos más débiles, momentos tras los cuales su resurgimiento todavía resulta más espléndido, como en esta INVISIBLE que sin duda me apunto. Yo con el retraso que llevo en cine me estoy perdiendo gran parte del bajón cinematográfica de nuestro adorado Woody, sobra decir que ni siquiera he visto VICKY CRISTINA BARCELON y menos aún WHATEVER WORKS, pero es humano no ser brillante siempre, casi diría que ese punto es el que hace verdaderamente humanos a nuestros mitos.

fan dijo...

hombre, así que no estabas muerta, a ver si te progidas más.
hay algún spoiler en el post o qué, pq después de C.Y.E...

3'14 dijo...

Aru, hola guapa, recuerdo haber escrito en alguna ocasión sobre los mitos. lo que he olvidado es lo que opinaba al respecto, pero, y eso es lo bueno de tener memoria de pez, que puedes cambiar de opinión como de vestido sin remordimientos ni deber explicaciones a nadie, je... para alcanzar el status de mito, casi que un requisito semifundamental es el estar muerto, y salvo que Allen parece ser de los tres el que a un cadáver más se asemeja, todavía parece respirar, bueno, a Vegas bien se le podría invitar a un funeral como figurante que daría el pego, en cuanto a Auster, no hay novela en la que no aparezca algún viejo decrépito al borde de la muerte... Pero ya te digo, tanto como mitos... prefiero utilizar algo más didáctico como "referentes" o simplemente "artistas de mi agrado" ;)
El auténtico mito es la sincronización multiorgásmica... Y hablando de fans... Sabes que no estaba muerta, mas en todo caso de radiante felicidad, lo cual no me sienta nada bien para postear... necesito sentirme angustiada, un desecho humano, ya sabes... cuando parece estar casi muerta, resultar sentirse, contrariamente, más viva que nunca.

Y NO HAY SPOILERS, de ser así, avisaría... ay... que pereza el leerme, eh, fan de mis amores...

SisterBoy dijo...

Creo que ya he comentado alguna vez que mmi primer y desafortunado encuentro con Auster fue en "Brooklyn Follies". Muchos "austerianos" ya me han dicho que elegí mal pero vamos que no he descartado todavía al apuesto escritor neoyorquino y procuraré recuperarlo a la menor ocasión.

JRB dijo...

No sabía que había salido ya en castellano. A ver si cae estas navidades. A mí de Auster me gustan sobre todo "El libro de las ilusiones" y "Leviatan", ¿es de ese estilo?

La verdad es que esta década Woody Allen ha estado en bastante baja forma. Yo con la última me reí bastante, pero aún así creo que es bastante más floja que sus comedias de hace 15 o 20 años. Y la próxima tiene a Antonio Banderas de protagonista, así que me temo lo peor.

¿Cuando dices tu odiada "Soñadores" te refieres a la pelicula de Bertolucci? ¿Se puede saber que tienes en contra, mujer prejuiciosa?

El Impenitente dijo...

Pues yo estoy ahora con mi segundo intento con Auster. El primero ("El palacio de la luna") me gustó. Y acabo de empezar "Leviatan". Ya te contaré.

Canichu, el espía del bar dijo...

Confieso que no he leído nada de Auster ni nada de él me ha llamado la atención, hasta la fecha, para sr leído. Y no lo digo porque tenga algo contra esta pesona o lo que escribe, que no conozco ni a la persona ni a sus escritos, es que simplemente no me ha llamado la atención, en general.

EL CHICO GRIS dijo...

Me lo han regalado hace poco, a ver qué tal. A mí, "Un hombre en la oscuridad" me dejó bastante indiferente, muy lejos del mejor Auster -ese que me hacía afirmar: Dios existe y se llama Paul Auster-. Creo que empieza a abusar demasiado de la meta-literatura.

Mashirito dijo...

Yo ya lo he leído y me ha encantado. Pero como muy bien se dice hay cantidad de metatexto y me he quedado con algunas dudas respecto al final de la historia. No acabo de entender del todo cual es el significado oculto tras el último párrafo de la novela.
Alguien ha sacado sus conclusiones?

3'14 dijo...

Hola Mashirito, eres la segunda persona que tras la lectura me comenta lo mismo... que no termina de entender el final.
Personalmente me quede tan ancha cuando lo terminé. Ahora trato de reflexionar, supongo que lo de los hombres y mujeres picando piedra y el sonido que le deja para el recuerdo es deje con cierta intriga... Bueno, pienso que, aquella mujer acaba de descubrir quien mató a su padre, concretamente que la muerte de este no fue un fortuito accidente, y para que el golpe sea todavía más duro, es el mismo quien le propone matrimonio aquel que estuvo a punto de contraerlo con anterioridad con su propia madre... ante algo así, como va a ser de extrañar que lo vivido a continuación no quedé grabado en la memoria de quien pasa por semejante experiencia...
Luego, si entramos en pajas mentales, podríamos buscar simbolismos en el acto de picar piedra voluntariamente y bla, bla...

Mashirito dijo...

Es a ese posible simbolismo al que me refería. Está claro que el personaje de la mujer ya hace mención anteriormente a su rechazo a la esclavitud y a lo largo de la novela se presenta como una persona que lucha por las libertades. Pero a parte de lo que es la trama puramente, me pregunto si hay algún mensaje oculto. Imagino que el contexto en que se desarrolla la historia y todas las alusiones al contexto socio-político están ahí por algún motivo y quizás con este libro Auster nos habla de algo más que de la vida de este amante de la poesía.

No suelo darle muchas vueltas a los libros una vez terminados pero este me ha dejado la sensación de que hay mucho que rascar!