lunes, 6 de octubre de 2008

Restauración

Para romper el maleficio del 7 y actualizar este blog moribundo antes de que se cumpla un mes (otra vez) sin haber dado señales de existencia por parte de su autora, propongo un ejercicio que me mantendrá en cierta actividad (un tanto obligada por mi parte, pues debo sacudirme las pulgas antes de que me acostumbre a este picor) He empezado un relato mediante la escritura automática, como es habitual en mí (y poco reflexiva por motivos obvios que se delatan al leer el qué y cómo escribo... en fin, es un mero divertimento, así que las críticas sobran) Llegado a un punto en el que la historia empieza a tomar las riendas de su devenir he preferido marcar el punto y aparte para dejar en manos del lector la elección de cómo debe continuar.
Dicho esto, empieza la historia:


Ese día notó que el otoño había llegado. Atrás quedaba el verano, las ganas de pasear por la noche y el calor del sol que sentía sobre su piel. Lo primero que rescató del fondo del armario fue una ligera bufanda para cubrirse el cuello. Solía acatarrarse con facilidad y no tenía intención de pasarse gran parte del invierno arrastrando el pañuelo de un bolsillo a otro, lo engorroso que le resultaba andar estornudando a cada paso y la incomodidad que le causaba la congestión nasal permanente que sufría una vez empezaba con un resfriado, del cual ya no se desprendía hasta bien entrada la primavera, y que luego enlazaba con la alergía que le producía el polen. Cuando llegaba el frío se lamentaba de haber estado maldiciendo las elevadas temperaturas a las que los meses anteriores el clima le había sometido. Parecía no estar nunca conforme a lo que en cada momento le tocaba vivir. Independientemente del tiempo que hiciera, ese malestar podía trasladarse a cualquer aspecto de su existencia. El estado de queja era lo único que resultaba permanente, inmutable y tristemente estable en su patética vida.
Los acontecimientos se sucedían unos a otros sin prácticamente tiempo de disfrutarlos, para cuando cerraba una etapa ya estaba añorándola apreciando entonces lo que irremediablemente no podía rescatar. Se borraban sobre sus pasos las huellas del pasado como si por la orilla del mar anduviera. Luego echaba la vista atrás para rememorar y visualizar desde la imaginación su recorrido. Pero, ¿Era real lo que veía? Lo único tangible era lo que tenía ante sus ojos y en la mayoría de las ocasiones prefería no ver más allá para no caer en un abismo. Era tal el vértigo que le sobrepasaba que tan sólo se permitía alcanzar con la mirada lo que llegaba hasta la punta de sus dedos extendiendo los brazos al frente o hacía sus lados.

Entró en un bar. El olor a café recién molido inundó sus fosas nasales. El sonido de la tragaperras del fondo no cesaba de martillear en su cabeza con la insoportable musiquita. El camarero replicaba los platos y las cucharillas de una forma escandalosa. Mientras, el televisor retransmitía un partido de poca importancia de lo que parecía ser el principio de temporada de liga. Cuatro viejos aporreaban la mesa con sus fichas de dominó al fondo, fumando cigarros y bebiendo carajillos. En la barra una mujer esperaba con impaciencia, miraba su reloj de pulsera cada veinte segundos alternando con el reloj de pared que presidía el local, justo sobre la máquina expendedora de tabaco al que un joven, con aires de estudiante, introducía unas cuantas monedas para hacerse con un paquete de camel. Se preguntaba qué hacía allí. Sentado en aquella mesa junto a la ventana para así ver pasar la gente mientras hojeaba un diario por no parecer demasiado solitario, sin prestar demasiada atención a lo que había escrito, podría haberse tratado del periódico de cualquier día, de cualquier año. Las noticias siempre eran las mismas. ¿Qué coño estaba haciendo allí?



El personaje puede:

A)Entablar una conversación con alguno de los personajes descritos en la escena.

B)Salir del local y dirigirse a otro lugar.

15 comentarios:

Lena dijo...

mmmm, muy interesante Pi. Me encanta la presentación que has hecho.

El protagonista de la historia se sorprende de estar en ese bar, así que no debe ser frecuente para él hacerlo. La lógica sería salir del local, deambular....pero dado que hoy es un día especial, porque es del inicio del relato...sería lo suyo que interactuara con algún personaje...quizás con la mujer de la barra que espera a alguien que no llega?

Adelante con el relato...sea cual sea la continuación, sin duda, será un placer leerlo.

3'14 dijo...

Gracias Lena por tu aportación. Esperaré unos días a ver si alguien más opina, y retomaremos el relato.

EL CHICO GRIS dijo...

Pulso el botón A.

SisterBoy dijo...

Ya era hora. Es jodido estar un mes pinchando todos los días en uno de tus blogs linkados y ver que no hay novedad :(

¡Que Diver! un relato interactivo como aquellos cuentos "en el que el protagonista eres tú".

Veamos, me parece una pena que después de recrear el ambiente de la cafetería con tanto detalle se abandoné ese escenario. Yo seguría alli y que pasara allí lo que tuviera que pasar.

3'14 dijo...

Chico Gris, pinchado pués! de momento tres de tres, así que, lo más probable es que nuestro protagonista entable alguna conversación. Esperemos a ver si alguien más se pronuncia.

Sisterboy, En mi época eran los conocidos como: Elige tu propia aventura. Normalmente yo no pasaba de más de tres elecciones que ya me sucedía alguna desgracia, o me devoraba un oso de las nieves, o bien caía por un precipicio o todo un clan de vampiros sedientos de sangre disfrutaba como si mis venas fueran un surtidor... finales felices apenas ninguno llegaba a conocer salvo las veces que "hacía trampa". Esperemos que este relato dure algo más, pero también he de decir que no hay nada preestablecido, lo voy escribiendo sobre la marcha (lo de ligar la trama desde un principio se lo dejo a los guionistas de Lost)

SisterBoy dijo...

Pi Dios te oiga y ojalá que la trama de Lost esté ligada desde el principio

JRB dijo...

Qué recuerdos, "Elige tu propia aventura".

1) Si quieres que el protagonista descubra con pasmo que el periódico que tiene entre las manos es en realidad un ejemplar de La Razón, pasa a la página 46.

2) Si quiere que el protagonista descubra anonadado que sólo le han cobrado 80 centímos por el café, pase a la página 87, Don Jose Luis.

Entre las opciones que nos das, me quedo con la primera, la de la conversación.

El Impenitente dijo...

No hay partido de Liga intranscendente.

El protagonista saca un bolígrafo y empieza a resolver los pasatiempos del periodico.

Crucigrama. Sudoku.

Sopa de letras.

Levanta la cabeza. Los parroquianos son otros.

Crucigrama blanco.

Atracan el bar.

Jeroglíficos.

Entra Mónica Bellucci. Ella le mira. Él manda el periódico a hacer puñetas y se va con ella al hotel Palace donde se pasan dos meses follando sin parar.

El coge la pulmonía y se muere.

Fin.

Anónimo dijo...

En la lógica del relato, con el primero que debía encarase es con el camarero. Tarde o temprano, se acercará a la mesa para ofrecerle sus servicios. Que converse con él o no, es otra cosa. Dado el ánimo descontento del protagonista, sirva lo que le sirva, lo dejará insatisfecho. Se lamentará de lo que podía haber pedido y no ha pedido.
Acomodado en el descontento, lo mejor sería contraponerlo a personajes y sucesos libres de reflexión y seriedad. Personajes tan miserables o más que él, pero capaces de mezclar lo estrambótico con lo siniestro, lo trágico con lo cómico.
Trinomio cinematográfico posible: la bufanda, su alergia y la chica.


El escenario de la cafetería, me sigue pareciendo sugerente. La calle (vista desde la ventana del bar), los urinarios del local, una nota abandonada entra la taza y el plato del anterior cliente, La Monica Belluci impaciente de la barra, la sección de esquelas y necrológicas del “Avui”, el estudiante ex, exfumador; el incipiente parkinson del camarero, Stub de Moby Dick entrando en la cafetería gritando: “Iré hacia lo que me espera riendo”, maldita sea (eso es mío). Por decir algo.

3'14 dijo...

Gracias por las ideas. Imaginación no os falta. Dado el éxito de que siga en el local y entable conversación, así será.

Vargtimen, Imposible que el periódico sea La Razón, deberíamos ingresar al protagonista de urgencias por un derrame cerebral y eso nos obligaría a sacarle del bar. En cuanto a los 80 céntimos por el café... ¿¿¿pero tú que te has creído??? ¿Que escribo sobre el presidente?

Impenitente, la idea era hablar, no usar el lenguaje corporal, ehem... Pero lo lamento, de momento no va a ser el protagonista quien muera.

Marina Khalo, como me quede atascada, te pido que me ayudes con la historia para ir construyéndola de forma encadenada. ;) (El Impenitente queda descartado, que se nos carga al prota a la que le llegue el turno :P)

Mañana la continuación...

Arual dijo...

Definitivamente A!!!!!

Anónimo dijo...

opción b

3'14 dijo...

Arual, Definitivamente, y por mayoría, así será ;)

Mecha Mojada, Tenías que nadar contra corriente... Lo lamento cariño, pese a que tu opinión sabes que cuenta por 10, la decisión ya está tomada.

Anónimo dijo...

Yo lo acabo de leer y escojo opción B. Pero como veo que ya hay más relato, sigo leyendo y opinando TARDE.
Besos guapi!

3'14 dijo...

Nunca es tarde si la dicha es buena! Lástima que los de la opción B llegaseis tarde... Ahora estarás más al corriente de la historia, jeje