lunes, 12 de abril de 2010

Ya es primavera...

El día anterior a la gran nevada, mi hijo me regaló una planta, llena de flores, unas especies de margaritas violetas, yo, que pare esto como para tantas otras cosas soy una ignorante, no se de qué planta se trata... Al día siguiente, la nevada la congeló y cayeron todas sus flores. Hasta el pasado sábado la he estado regando, y cuidando con esmero para que volvieran a florecer. La flora nunca han sido lo mío. Todavía no se como soy capaz de sacar un hijo adelante cuando soy incapaz de mantener con vida una planta... Siempre se me terminan por morir. Ya no se si las seco o las ahogo en exceso... nunca he sabido hacer uso exacto de las medidas, y no sólo en el regar. Pues bien, el sábado para sorpresa nuestra, una flor lucía en todo su esplendor, rodeada de otros capullos con evidentes intenciones de no dejarla sola.


Escucho esta canción que me recomienda mi chico, y llueve, pero no hace frío. Y me invade una sensación en la que me muero por fumar, y falta poco más de un mes para que se cumpla un año desde que lo dejé, y sólo por mi perseverante tozudería no lo haré. Sinceramente, no por presión mediática, no porque ahora se persiga a los fumadores como si de terroristas de la salud se tratasen, realmente tuve que dejar de hacerlo por mi propio bienestar, y no sólo me refiero al aspecto saludable, que siempre he sido de la opinión de que de algo hay que morir. Y es en días como hoy en los que me apetece encender un cigarrillo y darle una calada, suave pero profundamente. Inhalando el humo y sintiendo como se desliza hacia mis pulmones. Porque, al igual que hay quien necesita sentir el aire fresco para sentirse vivo, también hay quienes necesitamos sentir a veces que un poco de eso nos falta. Una leve transgresión, aunque sea algo tan insuficiente como el humo de un cigarro. Esa efímiera sensación de auténtica libertad, de que podrías hacer lo que quisieras en todo momento y estar en cualquier lugar que se te antojase. Sin embargo, soy una buena chica (o tal vez una cobarde), y no hago nada que pueda perjudicarme, claro que, por otra parte, tampoco me esfuerzo demasiado por conseguir lo que podría beneficiarme (perezosa y cobarde de nuevo que es una)... Así pues, me descubro como una mera espectadora de mi propia vida. La veo pasar y me queda la sensación de que no la estoy viviendo. Sí, pasan las horas, los días, los meses... y año tras año me hago mayor, que a estas alturas es un eufemismo ya, pues hacia donde avanzo es a la vejez. No es grave, no hay nada de malo en envejecer, más que por los correspondientes achaques de salud y supuestamente la cercanía a la muerte. Pero un poso de lacónica melancolía se va apoderando de mí, de mis pensamientos, y estos, se transforman en recuerdos. Que ya no están, que debería mirar al frente a la expectativa de lo que está por llegar, pero yo, que soy un ser taciturno, me empeño en vivir contemplando la sombra de lo que pudo haber sido, de lo que fue, pero ya ni es porque la memoria distorsiona.


Y pretendía escribir algo alegre y feliz, porque así me siento, pero bueno, en primavera no van a ser todo colores llamativos, ¿no es así? Hay que dejar lugar también para los tonos oscuros.


Dejo este youtube con una canción no especialmente llamativa, pero me ha gustado. Y me sorprende desprenderme de mis prejuicios y que me guste pese a ser cantada por una guapa modelo, Karen Elson, venida ahora a cantante. Las malas lenguas dicen que un empujón por parte de su marido debe tener, Jack White (uno de los integrantes de The White Stripes), pero bueno, dejemos que el tiempo ponga las cosas en su lugar. Por el momento me descubro ante la bonita voz que tiene.



4 comentarios:

El Impenitente dijo...

A un olmo seco hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo unas hojas verdes le han salido.

Se está mejor sin fumar.

Me ha gustado mucho la canción de Wilco. La otra no me ha dejado escucharla. Seguiré intentándolo.

Y en las cuatro estaciones del año hay tiempo para la melancolía.

Pilar dijo...

De acuerdo con Impenitente, la caída de la hoja, las tardes de lluvia, los atardeceres de verano ¿cómo perder la costumbre de la nostalgia con el tiempo empujando, apretujando.
Me gusta imaginarme alrededor de la tierra, como esa portada célebre del principito, sobre una capa con fricciones y sacudidas, me siento potente porque no me caigo, oigo música, leo, hablo y abrazo a quienes quiero. La vida es lo más bonito porque es lo único, equilibrio perfecto que me entretiene, tan placenteramente, hasta cuando grito. No tre fíes mucho de las macetas, ya eran efímeras, ahora ya fugaces. Un besazo, otro para el niño que te regala flores, qué belleza.

SisterBoy dijo...

¿Otoño? ¿Primavera? Aquí sólo existen diversos grados de verano. Que ganas de fumar me has provocado.

3'14 dijo...

Impenitente, Si sigues sin poder ver el vídeo, aprieta dos veces y míralo directamente desde la web de Youtube.

Pilar, gracias guapa. La maceta está ya casi repleta de flores. No dudes que si tuviera un jardín las plantaría directamente en la tierra, pero viviendo en un segundo, sólo me queda la maceta...

Sisterboy, creo que con los años me decanto por un clima estival, eso sí, aire acondicionado para todos quienes tengan que trabajar :P

Y bueno, quedarse con las ganas tampoco está tan mal si al final es lo que por uno mismo ha decido. Porque aquí podriamos hablar de la auténtica sensación de libertad, y remarco sensación, porque creo que no somos tan libres como creemos ser, sin embargo, lo de las decisiones tomadas por uno mismo entraría en el top five de las sensaciones de libertad.